El suicidio de Mónica hace menos de un mes volvió a poner de actualidad el acoso escolar. Enseguida se sucedieron las condenas, los debates y las peticiones de tipificación de la figura como delito. Porque, pese a que el problema no es nuevo, sí es cada vez más notorio.
El caso de Amanda Todd,
la joven canadiense que anunció su suicidio en un vídeo de Youtube, en
el que explicaba, a través de cartulinas, el acoso al que fue sometida,
causó enorme conmoción en todo el mundo. La menor se inspiró en la
grabación que, unos meses antes, colgaba en la red el holandés Tim Ribberink.
A pesar de la alarma social que generan casos como éste, las autoridades no han adoptado medidas para atajar el acoso escolar. Las propuestas parten de movimientos asociativos, psicólogos y educadores. Es el caso de 'Ten Narices',
campaña que pone en marcha este lunes la asociación No al acoso.
"Creemos que en este momento es más necesaria que nunca", explica Javier
Pérez Aznar, su presidente y psicólogo. Es una campaña de
sensibilización centrada "en la solución del acoso, haciendo hincapié en que todos podemos hacer algo".
La mayoría de las veces, la víctima no sabe qué hacer. O ni sabe que está sufriendo acoso. Éstas son algunas claves para detectarlo.
QUÉ ES EL ACOSO ESCOLAR
Es cualquier tipo de agresión psicológica o física mantenida en el tiempo
y con intención de hacer daño. Se caracteriza por el desequilibrio de
poder (la víctima, sola, frente a agresores y observadores).
TIPOS
- Verbal. El más habitual. Insultos, motes, humillaciones, propagación de rumores, mensajes teléfonicos o llamadas...
- Social. Exclusión y aislamiento de la víctima, por
ejemplo, se la deja fuera de las actividades, como un partido de fútbol
en el recreo.
- Psicológico: basado en amenazas para provocar miedo, lograr algún objeto o dinero, o para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere.
- Físico. Agresiones directas e indirectas; por ejemplo, producir daño en objetos personales de la víctima.
- Ciberbullying. El acoso escolar a través de Internet ha aumentado enormemente en los últimos años. En este caso, la víctima no tiene tregua, pues el acoso no termina cuando llega a su casa. Además, la participación de terceros
hace que se multiplique el número de acosadores, y puede suceder que,
incluso cuando ha terminado el problema en el centro escolar, el acoso
continúe en Internet.
Pero la Red también aporta 'ventajas' a las víctimas. Por una parte, aumenta el número de espectadores que
la apoyan. También le proporciona herramientas para solicitar ayuda.
Además, aporta una ventaja desde el punto de vista jurídico: queda constancia del acoso, que en muchos casos puede denunciarse por constituir un delito tipificado (amenazas, injurias, suplantación de identidad...).
QUÉ HACER
- Ponerlo en conocimiento de los padres. El apoyo de
la familia es fundamental. Muchas víctimas sienten vergüenza o creen
que han hecho algo que les hace merecedores del hostigamiento. De ahí la
importancia de que los padres se pongan del lado de su hijo y le
apoyen, y no subestimen sus miedos.
- Hablar con el tutor y la dirección del centro. De entrada, la mayor parte de los centros niegan el acoso o dicen no tener constancia.
- Presentar escritos, e incluso grabaciones, para que haya pruebas.
- Si no es suficiente, acudir a la inspección educativa.
- Agotadas las anteriores opciones, presentar una denuncia penal.
- Matricular a la víctima en otro centro escolar.
- Reforzar la autoestima del menor. Buscar ayuda psicológica.
PROFESORADO
- Los docentes siempre debe prestar atención a lo que dice el alumno/a, no 'quitarle hierro' y garantizar la confidencialidad. Comunicar a la dirección del centro. Observar e intervenir, adoptando, si fuera necesario, medidas disciplinarias contra los acosadores.
CÓMO DETECTARLO
- Cambios de comportamiento notables: el menor deja
de salir, se muestra nervioso cuando tiene que ir al colegio, regresa
rápidamente tras las clases, no va con sus amigos de siempre, deja de
hablar en casa y tiende a aislarse, baja el rendimiento escolar, muestra
ansiedad, tristeza...
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